Si de pronto supieramos con total certeza que al día siguiente nos iba a fulminar un rayo, haríamos las cosas de otra forma.
No iríamos a trabajar.
Disfrutaríamos a flor de piel de sensaciones a las que normalmente somos impermeables.
Diríamos lo que pensamos sin dudar, sin importarnos las conscuencias.
Haríamos saber a las personas que nos importan que el hueco que tienen en nuestro pensamiento es más grande del que quizás les parece.
Ataríamos todos los cabos.
Desafortunadamente la predicción meteorológica no ha avanzado tanto.
Y algún imbécil inventó el pararayos.
viernes, mayo 21
Archivo del blog
-
▼
2004
(83)
-
▼
mayo
(26)
- Cinco horas y treinta y cuatro minutos.
- Tengo un casco
- Gente piedra
- Seychelles
- Yo estaba antes
- Y si?
- Maestro de nada
- Predicción meteorológica.
- Icono generacional
- Cerrado por defunción
- Telepromoción
- Idea para un negocio
- Vámonos
- Otro inventario vital más (coladas nocturnas)
- Me sé / Me olvido
- Juguetes
- Máquinas
- Ruidos de fondo
- Vivo
- El crío renacentista
- Garza
- Yo piloto
- Desavenencias
- Troubleshooting
- Vivir Sin Decidir - 13 normas para no tener que pe...
- I'm back
-
▼
mayo
(26)